lunes, 6 de febrero de 2012

La Ultima Espina.

      Pocas veces disfruto un día totalmente nublado con un color gris en sus nubes con esa gran cantidad de viento recorriendo cada rincón escondido de las calles que caminamos, como la gata asustada cuando es cortejada por el gato mas experimentado al momento de procrear o por instintos, olores. Aprender de aquel aroma que tan profundo los animales huelen entre tanto aire de personas contaminadas, placer por fuego en su piel es lo que recorre cuando sus maullidos ensordasen mis oídos.

Cada día contemplo la ventana de mi habitación jugando con el polvo que esta en ella escribiendo la inicial de tu nombre armando la figura numero veintidós del manual para el amor. Tonto soy al sentir que no se que eso, frió siento mis manos al saber que el calor no es el principio de algo porque la ilusión quema siendo ella el frió tan intenso rompiendo cada pedazo de piel que recorre por mi cuerpo. Los cuerdos no serán cortos no se dejaran callar por el espacio en blanco que nunca se llego a concretar, unas gotas de limón rodearon mis parpados para que al abrir mi ojos el ardor superara el dolor.

Una corona de rosas entre blancas y azules, te preguntas cual dolor donde no hubo una mínima demostración de riesgo, no hubo el mas mínimo interés; es cierto que el miedo es la sombra fiel del perdedor que esta a tu punta de romper su racha para poder llegar a saborear la miel que brota tu aroma de mujer. El deseo se pierde entre largo periodos de ausencia con el sol y la arena arropando a dos tigres relucientes de color con rayas arropando su pelaje dorado. Tomando el ultimo tren hacia la resignación queda la risa escandalosa que rompe cualquier magia y entierra los huesos de los venados que han sido devorados por los tigres.

El firmamento se mira respirando entre las montañas tu aroma, y viendo al zar del viento la mirada cautivante como esas flores que aun conservan sus espinas, como la abeja que feliz lleva su polen a la colmena así se termina lo que para ti es el drama peor demostrado y lo que para es aquella cosa que no se puede sentir porque no se ha formado como normalmente los demás llaman enamorase, queda el chiste de los días que paseando entre lugares verdes veíamos ver a todo joven fumando entre sus dedos esa felicidad efímera, prometer no hacerte sentir mal, nacimos para ver el firmamento como la yema del dedo sangrando por tocar la ultima espina.


Dabo Osorio