martes, 24 de mayo de 2022

La virtud de tener la razón de mi razón.

Se desdibuja la sonrisa si hablo solo
por eso sonrío cada vez que puedo
y
muestro mis grandes dientes
por orgullo y protección
por fantasía y alegría
por imaginación y pereza
por sueños y recuerdos,
pero de los sueños ya hablé, ya escribí, los vivo…
Vividos y diferentes cada noche
con mensaje y con misterio.
 
La monotonía
sigue siendo tangible,
la toco y estrecho su mano
y yo
sigo estando aburrido…
Ya no creo en los amores,
nunca los he tenido pero no les creo,
tampoco creo en los placeres carnales
porque mi piel sigue intacta
desde que nunca hubo una primera vez,
además, en mí ya no hay ansias
por querer aquello que quise estando más joven;
mucho menos me importan las miradas que mi sombra tope
mucho menos me importan los pensamientos escuetos llenos de juicios.
 
No me alimento del sol y del aire
aunque fuese más fácil,
resisto siempre por mi meta del cien…
Cien años para observar y aprender,
aunque me quede corto el amar,
eso no lo quiero aprender,
que escribiendo el verbo
un mal sabor de boca me viene…
No lo he sentido,
no he amado,
ni siquiera estoy enamorado
y no son oraciones abucheadas formadas de la lástima,
es una exclamación de sinceridad
ante la poca empatía
de los que gustan
sus manos y sus bocas entrelazar.
 
No me interesa
el placer o las caricias,
los besos, los roces y el sudor en diferentes poses…
Ya mi edad sobrepasó aquellas ganas
que solas se evaporaron, se evaporan y se evaporarán
en un constante ciclo de desgano,
pienso así por lo mínimo
de mi miembro fálico,
mi limitante,
aunque tampoco intenté nunca dar un primer paso
en esa supuesta asignatura primordial de la vida;
copular nunca ha sido mi alegría…
También pienso así
por el peso importante
entre la apariencia y sus expectativas gigantes,
entre lo feo y lo desgraciado y sus desventajas
cuando nunca se da oportunidad a la personalidad
en su primera vez
pero de esos pensamientos pasados y desesperados
aquella melena castaña en tempranos veintes,
se ha marchitado
siendo esa mi única tristeza.
 
Estas palabras se mal entienden
por el miedo, el complejo y la ansiedad
y de esas cosas ya escribí. De eso no hay oportunidad
porque agota el pensamiento
y estando aislado de los riesgos
soy excelente en el coqueteo
pero dejo pasar mi oportunidad
por no saber y no querer saber que pasa más allá…
Que no se mal entienda,
yo arropo la soledad como en una cálida mañana,
el sol arropa a la montaña, ¿o es al revés?
Repetitivo en ese discurso
yo me quedo contento…
Pero tengo enormes aprecios,
que no se mal entienda,
yo quiero a los míos en todas sus dimensiones y vivencias.
 
Y con los años ya no pesan tanto los daños,
y con los años poco miedo tengo a no compartir mis momentos,
me fastidia la idea,
y con los años soy más egoísta de mí,
y con los años yo no hago ningún daño,
y con los años no me quiero sexo ni engaños,
y con los años no quiero besos ni regalos de año,
y con los años no visualizo ningún escenario,
y con los años me tengo más fuerte a mí,
y con los años me seguiré viendo sonreír
por eso la única virtud de tener la razón
de mi razón…
Es mi que pequeña felicidad
soy yo.