No supe que encontrar
cuando tuve la oportunidad de robarte el tiempo. Tus pestañas pesaban y en su
contorno se manchaba la luna en forma de espiral, mientras los letreros en la primera noche de abril se quedaban sin luz y en la calles todos los actores de
la monotonía en una tragicomedia exquisita pretendían juzgarte, algunos
abrazarte y otros violarte pero ¿Eso querías? El día después de probar tu boca
el sin sabor se volvió locura y obsesión. Entonces ¿Dónde encontramos el camino
final? No supe ni siquiera encontrarte en el amanecer porque cuando apenas me dormí, tu ya habías terminado tu trabajo.