domingo, 14 de enero de 2018

El apego.

El apego a tus miradas cuando amanece muy oscuro
en el mes de enero,
mientras salimos silenciosos de
aquel hotel. El apego a tus caricias llenas de deseo,
el apego a esos besos
en donde nuestras lenguas
bailan tango y bailan samba...
El apego que sabemos es discreto
en donde nadie es testigo de nada
porque lo sabemos ocultar bien.
Pero también estamos de acuerdo
al momentáneo momento
a lo pasajero de esto
a que si no me llamas
no recuerdo nada
y cuando lo haces todos mis recuerdo se disparan;
no hay seriedad
no hay reglamentos en nuestros clandestinos cuerpos.
Quizá el apego sea fuerte
mientras todo nuestra placer se consuma
en fuego explote en lava
y quizás también
llore un río
también se forme un huracán
cuando nunca te encuentre más
siendo ahí donde añore todo de vuelta...
Así de maldito es mi apego.