lunes, 19 de marzo de 2018

Aún tengo la capacidad de enfrentar tu ira.

Entrar a otro ciclo
entrando a otro año,
con el mismo caos
con otras circunstancias
con otras consecuencias…
Todo sigue delicado,
todos tan agobiantes dolientes
como todos ahora iguales
pero sin igualdad
del único logro
que se mofan
los esbirros
combinados de rojos y verdes olivo.

Ahora despido a cada fraterno compañero,
llevándose un poco de mí consigo
ahora las palabras hirientes
e
insultos viscerales
son más frecuentes
porque ni la brisa fría
de mi montaña calma
lo duro del día a día
en esta patraña…
Días y días
con los caminantes autómatas
en entornos decadentes
aquel
que sonríe obligado
que vive obligado,
con uñas y dientes
capotea todo mal
y es que nuestra felicidad
no llega cada mes en una linda caja
(ni eso es felicidad).

Barbaridad y absurdas explicaciones
de forma masiva
se repiten a cada hora
por adoctrinar
entre el rancho y la dependencia
son el patriotismo que profesan.

Ya el tema cotidiano
no es el chisme del que vive al lado
ya hay escases de besos,
sentimientos y abrazos.
Ya no hay orgullo
por el trabajo bien realizado
porque cada riqueza presumida
es robada
en descarada culpabilidad de otros,
ya hoy sólo queda respirar
y ver al cielo quizá,
cuando en la noche las lucen
sin avisar se apagan
para mi, para ti y para todos
sin un fin…
Aquí hay palabras y desgano,
aquí hay hambre en todos lados,
aquí hay ironía que pega fuerte y sangra,
aquí hay muchas lagrimas
que por minuto una madre derrama
aquí hay sueños que se desquebrajan,
¡Duelen!
Aquí hay ganas, pocas, llanas…

De nuevo miro mi espejo
mi rostro, ese reflejo
percibiendo
mi espalda ancha, pesada
tranquilizándome y adentrándome
a mi surreal mundo
descubriendo una vez más
que…
¡Aún tengo la capacidad
de enfrentar tu ira!
Esperando ver el fin
de toda la mala burla
siendo cíclica la historia de nuestros días.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Nunca.


He escarbado
lo que entierro del pasado
allí siguen todas las púas que me hirieron
allí están todas las horas perdidas
en ellas ni un reflejo de alegría…
Intentando quemar y hacer cenizas
Allí está mi necesidad.

He intentado besar
(con frecuencia nula y austeridad)
Besar y descubrir
besar y morder
besar y quizás sentir,
besar y vivir
besar los carnosos tuyos
besar aquellos picaros
besar otras mieles;
besar y no recordar
besar y pecar
besar, reventar y sangrar…
Nunca ha pasado
mi boca es desértica
boca seca,
boca árida,
boca maltratada
labios inútiles
labios agrietados
labios vacilantes,
labios enfermos
¿De qué me estoy perdiendo?

He caminado tanto
que los años pasan
pero no paso por ellos.
Arriesgar un miedo para igual perder el vuelo
Sin ganar ni un beso de consuelo,
nunca ha pasado.

Sigo escarbando
cada daño arrinconado
en el pánico
en lo imposible
en incomprendidos abrazos.
Dejo todo a un lado
Y entro a mi ‘yo’
dentro a un cuarto de tantos reflejos
cada uno un espejo dentro de ellos
cada ‘yo’
dentro de cada rostro con cada edad
y aunque no tenga cien
tratando aún de llevar
mi juventud a flor de piel,
no hay labios para usar
ni boca para husmear
dentro de mi voz
hay una risa vibrante
y no hay nada más
¿De qué me estoy perdiendo?

Parpadeo muchas veces
esperando siempre por el destino
con tarot, café y cigarrillos
con apatía, amarga simpatía
no quedando más remedio
que invertirle olvido al recuerdo
o
recordar, revivir y entender
cortar quemar su raíz
y
aunque nunca nada pase
yo sigo estando en pie.