Sanar.
De la
imperfección
encuentro
mi cuento contento,
porque
veo a lo lejor
a
aquel niño soñador,
porque
siempre hablo de los sueños
porque
sé que allí radica
la
esperanza, la fe y la luz.
Pueden
mis angustias
y pueden
mis miedos
y
puedo ser víctima de mi propia persona,
pero
puedo sanar.
Quiero
comprender con gigantes
bocanadas
de curiosidad,
cualquier
misterio mundano,
quiero
comprender con bastante atención
en
los detalles,
la
complejidad en los actos y en las mentes
de
algunos a mi alrededor…
Comprendo
que cada quien
es capaz
de actuar como mejor le salga.
Comprendo
que a veces la vulnerabilidad
está
mal vista,
comprendo
que quiero abarcar todo
porque
creo perder el tiempo sino lo intento…
Quiero
comprenderme a mí.
Puedo
estar roto y sonreír
puedo
estar angustiado y cumplir
puedo
estar tenso, y seguir
puedo,
pude, podré… Sanar.
La dificultad
inunda todo sentido y fuerza motriz,
La dificultad
solo deja ver el mismo rasgo carcomido
por
los años,
rasgo
carcomido sin valentía,
rasgo
carcomido inutil
de mi
inferioridad
de mi
fealdad
de mi
vergüenza
de mi
cobardía
rasgo
carcomido inutil
que
sí recuerdo como lo creí
y
tarde lo dejé avanzar.
Puedo
estar roto y sonreír
puedo
estar estar angustiado y cumplir
puedo
estar tenso, y seguir
puedo,
pude, podré… Sanar.
Ya
luego, lo que cura el tiempo
son
las nuevas determinaciones
y
aunque
del desamor
este
encantado y no lo viva,
hay
más musas para
regocijar
mis palabras.
Sanar
y recobrar
y
descubrir
y
desligar
y
estar genuino y sereno
así
se cuele la nostalgía…
Estoy
sanando
por mi,
para mi, para aquel David cual niño feliz,
estoy
protegiendo eso
y aunque
a veces caiga
y
aunque se desconsuelen algunos momentos
me
levanto,
sacudo
el polvo,
miro
fijamente al firmamento
con
su meta
porque
puedo,
porque
pude
y
porque
podré sanar
cuerpo,
alma y mente.