La forma más sutil de matar pasiones
es tocándonos fuertemente
individualmente...
Perdiendo el tiempo y sedientos,
hambrientos, desorientados, sudados,
infantiles, febriles, alucinando y padeciendo.
Yo he perdido todas esas formas o nunca las tuve,
tengo suerte y es contradictoria,
tengo motivaciones que no son suficientes,
tengo deseos que parecen granos de arenas
(soplados lejos por una brisa),
tengo actitud y aptitudes que también escasean,
tengo fuerzas que se van desmoronando.
Estoy consciente de mí
y estoy pensando en ti,
parezco inerte y juego a la sensatez
de vez en cuando,
de noche prefiero empezar el juego,
de compartir quejas,
de escuchar desahogos
pero siempre ahogados
imposibilitados,
yo más que tú...
Ahogados sin saber nadar
en incertidumbres,
ahogados y descontentos,
desarmados y sin aliento
arrinconados con el rostro mirando a la nada
con las espinas del fracaso
atravesando el pecho,
con las raíces de la esperanza
anclando mis pies al suelo,
y con los rayos del sol
calentando un cuerpo frío.
No hay lamentos
entre realidades,
ni tú entiendes la mía
ni yo entiendo la tuya,
porque un demonio tuyo
es una gracia mía
pero mis demonios
no causan gracia alguna
(cliché).
Y en sueños
quieres al igual que yo,
ser niños otra vez,
deseando ser niños
por siempre
sonriendo y llorando
por unos cuantos caramelos
que no podemos comer
o por unas caries nuevas.
Encuentro amargura, rabia
porque siempre al llegar
muy cerca de la meta
caemos y nos derrumbamos
pero tú te aferras, yo sólo
le encontré placer al caer
(o eso me quiero hacer creer).
No hay que dramatizar
salgamos ya a respirar,
la única garantía de inflar
pulmones... Aunque
siga ahogado
yo puedo golpear tu espalda,
golpearé tan fuerte
para que grites,
grites y respires,
respires y vivas;
vive y sonríe
(incluso cuando
la falsedad se halla en ella)
pero sonríe no hay pena en ello,
yo puedo mantener
mi mente en blanco
imaginando soluciones
con mi manos empuñadas.
viernes, 8 de julio de 2016
domingo, 3 de julio de 2016
Tensión.
Estamos acostumbrados
al caos y al desasosiego,
porque cada noche te llevo
allí en sueños,
en noches frías,
en tardes aturdidas por la obsesión
(volviendo a repetirlo y aceptarlo
en cada ocasión),
no hay muñecos vudú
ni hay afán de consumir lo carnal,
sola se deja la pasión de admirar
e inspirar, sentado mirando
entre las personas como
escapan de la lluvia
en esta cochina ciudad.
Sigo acostumbrándome
a una burla sin origen,
a meter la pata porque puedo...
Pero mi incoherencia llega puntual
para tu nueva actitud llegando tarde va.
Sí, la inseguridad fue dueña y reina,
fue enemiga y dictadora,
fue cruel y manipuladora;
golpeando mi estomago
logró que soltará lo que no tenía allí dentro
vomitando sentimientos,
vomitando angustias,
vomitando la poco confianza,
vomitando la alegría, la astucia y la mentira...
Bajando por mi cuerpo
largas gotas de sudor,
fría y helada sensación;
y es que esta es la reacción
a lo cruel que para ti fue un
maldito error.
Tensión y opresión
por los lentos latidos del corazón
(como un órgano vital, no como supuesto
motor del sentimiento),
subiendo hasta la laringe
para asfixiarme
durmiéndose mis manos y no sintiendo los dedos,
cayendo de nuevo
logro oír los sonidos
de las motos y los autos,
caí en la calle,
calle vacía repleta de basura
calle de vagabundos y sin gracia en las personas...
Escapo corriendo,
corro descalzo y cada paso dado
es más trágico para
mis pies que van rasgados,
sangrados abiertos.
Puedo llegar a salvo
puedo llegar a tu puerta
para decir las palabras necesarias
para decir lo último que quiera mi razón decir
no para justificar mis ausencias,
ni para justificar mis errores,
pero no verás la gracia
de mi sonrisa
si no sueltas las injusticias...
Suelta los prejuicios
ni santo ni espanto soy
que tampoco para ti estoy,
con tranquilidad puedas andar
y jugar a la encantada
que yo seré el lobo insolente...
Destrozados mi talones,
destrozados mis tobillos,
frete a tu casa huyo de nuevo y gritó
huyo y ya, sólo hay huellas rojas
que la lluvia sabrá borrar
porque a partir de mañana
a mi todo se me olvidará.
al caos y al desasosiego,
porque cada noche te llevo
allí en sueños,
en noches frías,
en tardes aturdidas por la obsesión
(volviendo a repetirlo y aceptarlo
en cada ocasión),
no hay muñecos vudú
ni hay afán de consumir lo carnal,
sola se deja la pasión de admirar
e inspirar, sentado mirando
entre las personas como
escapan de la lluvia
en esta cochina ciudad.
Sigo acostumbrándome
a una burla sin origen,
a meter la pata porque puedo...
Pero mi incoherencia llega puntual
para tu nueva actitud llegando tarde va.
Sí, la inseguridad fue dueña y reina,
fue enemiga y dictadora,
fue cruel y manipuladora;
golpeando mi estomago
logró que soltará lo que no tenía allí dentro
vomitando sentimientos,
vomitando angustias,
vomitando la poco confianza,
vomitando la alegría, la astucia y la mentira...
Bajando por mi cuerpo
largas gotas de sudor,
fría y helada sensación;
y es que esta es la reacción
a lo cruel que para ti fue un
maldito error.
Tensión y opresión
por los lentos latidos del corazón
(como un órgano vital, no como supuesto
motor del sentimiento),
subiendo hasta la laringe
para asfixiarme
durmiéndose mis manos y no sintiendo los dedos,
cayendo de nuevo
logro oír los sonidos
de las motos y los autos,
caí en la calle,
calle vacía repleta de basura
calle de vagabundos y sin gracia en las personas...
Escapo corriendo,
corro descalzo y cada paso dado
es más trágico para
mis pies que van rasgados,
sangrados abiertos.
Puedo llegar a salvo
puedo llegar a tu puerta
para decir las palabras necesarias
para decir lo último que quiera mi razón decir
no para justificar mis ausencias,
ni para justificar mis errores,
pero no verás la gracia
de mi sonrisa
si no sueltas las injusticias...
Suelta los prejuicios
ni santo ni espanto soy
que tampoco para ti estoy,
con tranquilidad puedas andar
y jugar a la encantada
que yo seré el lobo insolente...
Destrozados mi talones,
destrozados mis tobillos,
frete a tu casa huyo de nuevo y gritó
huyo y ya, sólo hay huellas rojas
que la lluvia sabrá borrar
porque a partir de mañana
a mi todo se me olvidará.
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