viernes, 8 de julio de 2016

Ahogados.

La forma más sutil de matar pasiones
es tocándonos fuertemente 
individualmente...
Perdiendo el tiempo y sedientos,
hambrientos, desorientados, sudados,
infantiles, febriles, alucinando y padeciendo.
Yo he perdido todas esas formas o nunca las tuve,
tengo suerte y es contradictoria,
tengo motivaciones que no son suficientes,
tengo deseos que parecen granos de arenas
(soplados lejos por una brisa),
tengo actitud y aptitudes que también escasean,
tengo fuerzas que se van desmoronando.

Estoy consciente de mí
y estoy pensando en ti,
parezco inerte y juego a la sensatez 
de vez en cuando, 
de noche prefiero empezar el juego,
de compartir quejas,
de escuchar desahogos
pero siempre ahogados
imposibilitados,
yo más que tú...
Ahogados sin saber nadar
en incertidumbres,
ahogados y descontentos,
desarmados y sin aliento
arrinconados con el rostro mirando a la nada
con las espinas del fracaso
atravesando el pecho,
con las raíces de la esperanza
anclando mis pies al suelo,
y con los rayos del sol
calentando un cuerpo frío.

No hay lamentos
entre realidades,
ni tú entiendes la mía
ni yo entiendo la tuya,
porque un demonio tuyo
es una gracia mía
pero mis demonios 
no causan gracia alguna
(cliché).

Y en sueños
quieres al igual que yo,
ser niños otra vez,
deseando ser niños 
por siempre
sonriendo y llorando
por unos cuantos caramelos
que no podemos comer
o por unas caries nuevas.
Encuentro amargura, rabia
porque siempre al llegar
muy cerca de la meta
caemos y nos derrumbamos 
pero tú te aferras, yo sólo 
le encontré placer al caer
(o eso me quiero hacer creer).

No hay que dramatizar
salgamos ya a respirar,
la única garantía de inflar 
pulmones... Aunque
siga ahogado 
yo puedo golpear tu espalda,
golpearé tan fuerte
para que grites,
grites y respires,
respires y vivas;
vive y sonríe
(incluso cuando 
la falsedad se halla en ella)
pero sonríe no hay pena en ello,
yo puedo mantener 
mi mente en blanco
imaginando soluciones
con mi manos empuñadas.