martes, 17 de abril de 2018

La otra fase del deseo.


Cuando surges repentinamente en mi imaginación. Cuando sin que nada nos compete… Recuerdo en ti aquella tarde, entre un café diluido en mucha agua con pocos pistachos como hielo del ártico. Una piel morena camuflada en cacao, dulces brazos delicados y labios acomplejados pero majestuosos al besar.

La osadía del mañana en que dejo mi inquietud para adornar tu espera. Con el calor no habitual de mi pequeña ciudad, las charlas son un punto focal a las ideas compartidas; de viejas experiencias y de un largo sueño de tenerte junto a mí.

La ideología y fanatismo ciego forma parte de ti como un racismo diluyendo todo afecto en una crítica aberrante al estado radical que está contigo hoy… Viéndote lejos con una lagrima cayendo por mi ojo izquierdo.

Sin pensar en un instante de mi olvido hacia tu piel, recuerdo caricias cada día al amanecer con una rima cliché. La otra fase del deseo empieza cada tres días a la semana dejando mis manos cansadas por todo tu olor recibiendo tus huelleas.

Quizás algún día vuelva a verte tan habitual bórax en palabras como antes, sin llegar a desobedecerme. Una exploración a tu enorme figura repitiendo mi mente las pesadillas ambiguas con el toque de pasión ya antes vivida con las carcajadas de tu humor sostenidas entre escenas, ¡Valiente la hora del amor fortuito!