jueves, 30 de abril de 2020

Amargado.

Ahora, justo ahora
no soporto el frío
no soporto la lluvia
estoy harto de ella
y es que justo hoy ya no hay
nada que retenga la tranquila
que con ella sentía y el olor a tierra mojada.

Puedo decir
dentro de mi aburrimiento,
dentro de la nada
y
dentro de la torpeza
que el miedo se apoderó hace años
y vive en mí,
puedo pensar
en que habrá un momento en que no lo sienta más
pero me da refugio ocasionalmente
puedo sentir, como es lo ordinario,
es toda esa soledad
hinchando de oxigeno mis venas
para no caer de golpe contra el suelo, contra el muro…
pudo decir y asegurar
que ya no hay fatalidad,
ya no hay llanto indebido con vergüenza en noches de grillos cantores.

Te puedo hablar del miedo
si quieres escuchar,
entiendo y te fastidia mi exagerar
y siempre me repites que hay otros que están mal
pero entiendo
y sin asombro veo que se acaban las empatías.
También comprendo
que desde la lejanía no deseas mis caricias…
yo puedo reír hasta quedar sin aliento
cuando esperas algo más de mí,
yo no espero nada de mí.

Tengo presento los años que vivo…
Ellos pesados,
avergonzados y decepcionados…
Los años vividos
igual a los años por venir,
ellos, esos… Los años
seguirán avergonzados…
Los números avanzan rápido.

Echando en cama
sin sorpresa no puedo dormir,
siempre recurro a ese rincón
a ese momento cuando lo logro conciliar
y siempre hablo de ello como si fuera un logro excepcional…
Los días soleados ahora son mejores,
La fatiga y la ciudad
con sus grises y matices
irónicamente me remiten
grandezas y pocas tristezas…
Te escucho y no te oigo, te oigo y no te escucho
pero por más que pase el tiempo
me obligo a creer que todo vale la pena
aunque mi rostro sin gracias
lo demuestre de otra manera.