lunes, 12 de noviembre de 2018

Y de nuevo me pregunto…


No siento que sea suficiente cuestionarnos tanto cada paso dado
y menos aún si los golpes son hechos
por nosotros mismos hacia nosotros mismos

Qué de interesante hay para dar si mis ideas ya se agotaron,
si he perdido el tiempo (mucho más)
en sentir el aire y su smog,
en sofocarme con el calor hasta que mi cabeza explote…
Qué hay de interesante sin son solo niñerías las que sé y suelo compartir.

Mi infante no muere, es lo que me mantiene en pie,
Me rehúso todo el tiempo a prescindir de él.

No hay sex-appeal al formar oraciones con mi vos
ni en la curvatura de mis derrotas que forman mi espalda…
Y este infante se lo vive amarrado al miedo,
se alimenta cual animal salvaje
pero no se quiebra o se esfuma
y es que el miedo evoluciona solo.

No hay sex-appeal e incongruencias,
ignorancia e inutilidad que entran por mi reflejo
no tengo qué ofrecer
y si doy
no es suficiente
no es de calidad
no hay cantidad.

Evoluciona el miedo
porque te distrae de la frecuencia del mayor de todos ellos… La soledad.
Ya se ha hablado y escrito mucho
de esa humilde señora
que vive en la realidad de muchos,
en muchos más tiempo,
en otros ella solo saluda, abraza, se aburra y se va.

Ella se empecina en enseñarme mi realidad,
me alimenta a desesperarme,
me pone ansioso
¡Estoy a contra reloj!
(eso suelo pensar yo)
Pero se ríe encantada…
Alimentándose de mí y no la culpo
tiene que ser así; supongo.

Y de nuevo me pregunto
¿Hay algo más?
¿De qué puedo ser culpable?
¿Fue karma?
¿Hay dharma?
O soy yo,
y yo,
y yo,
y yo,
jugando y perdiendo
pero sin ganar porque creo, se hizo algo mal.

La comparación se torna ideal,
alcalina, heterogénea, natural y recibida…
Y de nuevo me pregunto si es así el destino,
estoy destinado a la nada, lo aburrido,
inerte caminante que sus pies quema.

Ahogarse es fácil
porque no se espera al desahogo,
no hay fuerzas,
si hay nervios, temblores, ansiedad y vomito viral
porque a lo mejor quiero mucho y no tengo nada.

Y de nuevo me pregunto…
Si el escribir esa suficiente,
si lo que me gusta es suficiente,
así no sea bueno en esto;
si sirvo, si sirves, si serviste o servirás…
Tus pies se cansan,
tus pasos bajan su velocidad
para poder disfrutar
unos segundos más del aire libre
e imaginar muchas historias
de cada uno que te topes
pero con miedo a que te roben.

Seguirán las preguntas
y no habrán soluciones,
mientras todo alrededor
colapsa y cae… Yo duermo y al otro día sigo
por lo menos dejo que lo rayos del sol
golpeen mi cara.