miércoles, 23 de septiembre de 2020

Hablado solo, otra vez.

Se me acabó el buen trato con Morfeo
ahora mis ojos ven en largas distancias
si miro sus pupilas en el espejo, me adentro a ellos más tiempo
ya habita en mí una sonrisa
del cansancio
y de unos pensamientos intensamente incoherentes
inexactos, torpes e inútiles…
 
Extraño las farras, los cuentos y las risas,
es un tiempo muy raro
muy peligroso y aburrido
totalmente aburrido
con sus caóticas noticias, en eso
el mundo sigue igual, muy igual.
 
Ya al soñar
los chispazos de luz blancoamarillenta alumbra el sueño
atrapado en zanjas de culebras,
lagartos, fieras, alacranes y veneno…
Estoy en la jungla, en la selva
nunca al despertar he estado ahí.
 
Extrañamente mis pasos, nunca se detienen
mi cuerpo aún quiere trabajar
su fuerza va en aumento
su fuerza aguanta explorar otras pieles
su fuerza en puños, como el sol
coexistiendo el caos en la atmósfera
y volvemos a los viciosos
a ver su patrañas por cómo nos tratan
que son los corruptos de buen apetito
y volvemos a reconocer la tiranía
para que no se nos olvide
y volvemos, y me quejo con necesidad
y es que estas brujas con poder
siguen en su nefasto y ruin quehacer.
 
Ya tengo mucho tiempo libre que no pedí
nadie lo pidió,
tres de la mañana (3:00 a.m.)
y florecen las conclusiones,
todas son incongruentes,
todas leales a mí,
ya no siento la impávida repulsión
no siento nostalgia
y conversando conmigo, los debates son usuales
y escribo, de nuevas muchas ideas sin orden,
especulando sobre mis arrebatos de honestidad
agazapado de la ingenuidad que esta desapareciendo.
 
Ya no hay tantas diferencias
ahora no, no hay saltos dentro de mi pecho,
no hay aceleres del corazón,
ni fuego en las venas,
no hay intranquilidad ni sed. Aquí hablando solo.