También aprendí que soy indiferente.
Se
cae la noche muy despacito
dentro
de cualquier mirada,
se
levanta el amanecer muy inquietante y ruidoso
dentro
de cualquier oído,
y
aquí
estoy mojando mis zapatos
en un
charco,
quiero
chapotear,
me
aburro…
Estoy
esperando que pase lo que tenga que pasar
porque
siempre estoy llegando tarde
porque
es mi habilidad para estar de frente
al
frente.
Soy
terco que sostengo ilusiones profundas,
estoy
solo y algunos meses desolados,
pero
ya
las aves de ahí volaron,
soy
tan terco que aún tengo esperanzas
en
que mis cabellos repoblen mi cabeza,
soy
tan terco que mi fe me hará
llegar
a ti para ver las mismas nubes
que
son el techo de tus días,
son
tan pero tan, tan terco que le creo a mi ingenuidad,
así
me tropiece con la misma piedra.
Me
queda refugiarme en los sueños,
allí
las luciérnagas hacen juegos para
distraerme
y no hacerme llorar,
allí
corro muy rápido sin huir de la nada,
lo
único que tengo para defenderme es mi débil voz,
allí
abrazo a mi perro como cuando lo tenía conmigo,
allí
bailo perfecto y hablo muy bien el inglés,
allí
si sé sudar, besar y estremecer,
allí
si sé aplaudir sin las manos
como
dos figuras bañadas en lujuria,
aunque
sea mentira al despertar,
allí
si viajo a otros lados sin costos ni reparos…
Allí
estoy en calma.